Lázaro Cárdenas

 



Lázaro Cárdenas

(Lázaro Cárdenas del Río; Jiquilpán, 1891 - Ciudad de México, 1970) Militar y político mexicano que fue presidente de México entre 1934 y 1940. Recordado y querido como uno de los mayores estadistas mexicanos de todos los tiempos, Cárdenas hizo más que cualquier otro presidente para consolidar la Revolución mexicana y llevar a la práctica sus ideales de justicia e igualdad.

La presidencia de Cárdenas (1934-1940)

Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendente por lo que respecta al petróleo; ello le enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles y estableció una enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria. En definitiva, todo un giro socializante del México posrevolucionario, que hay que situar en el contexto de la depresión económica mundial de los años treinta y el New Deal de Franklin D. Roosevel en Estados Unidos.

De estas realizaciones debe destacarse su ambicioso programa de reforma agraria. El gobierno de Cárdenas organizó el reparto de más de dieciocho millones de hectáreas entre los desposeídos mexicanos, casi el doble de lo que todos los gobiernos de sus predecesores juntos habían llegado a distribuir. Pero la distribución de tierras sin proporcionar los servicios de infraestructura necesarios conduce a una agricultura de subsistencia en la que el campesino es capaz de alimentar a su familia, pero no de producir excedente para el mercado. Para evitar los problemas del abastecimiento de las ciudades y del mercado de exportación, Cárdenas recurrió a un sistema comunal genuinamente mexicano, el ejido. Los ejidos incluían a cientos de familias a las que el Banco de Crédito Ejidal proporcionaba financiación, escuelas y hospitales.

De fundamental importancia fue asimismo la cuestión del petróleo, en la que Cárdenas mostró su valentía y supo mantenerse firme frente a Estados Unidos. Cuando en 1938 anunció la expropiación de las compañías británicas y estadounidenses de petróleo, medida que contaba con el apoyo de todo el país, la reacción del capital estadounidense fue pedir a Roosevelt la intervención. El presidente Roosevelt, sin embargo, había defendido la no injerencia en los países vecinos con su política de "buena vecindad". El gobierno de Cárdenas creó un monopolio estatal, Petróleos Mexicanos (PEMEX), verdadero buque insignia de la nacionalización de los recursos, y logró, no sin ciertas dificultades iniciales, sortear el boicot internacional al petróleo azteca.

Más polémica fue la implantación de una educación "socialista", término que quedó envuelto en la indefinición; pero, aparte del problema ideológico, la educación se extendió por el país y llegó a sectores y a amplias áreas rurales que nunca había alcanzado: en seis años se duplicó el número de escuelas. En la lucha contra los fascismos, cuyo auge llevaría a la segunda guerra mundial, fue significativa la acogida que Cárdenas dispensó a los refugiados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, huían del régimen de Franco.

El sexenio de Cárdenas, en resumen, fue un periodo de estabilidad política que legó a la posteridad avances significativos en materia de economía, educación y obras públicas. Cárdenas dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política, en la que siguió ejerciendo considerable influencia: promovió la candidatura de Manuel Ávila Camacho, que le sucedió en el periodo 1940-1946, y él mismo aceptó el cargo de ministro de la Guerra entre 1942 y 1945. También colaboró con el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964).


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